La artista visual Michelle Merizalde tiene una pasión por el realismo mágico y el surrealismo. Desde muy pequeña, Michelle comenzó a explorar con las artes visuales y sobre todo con la influencia de su vida familiar pues, fue su madre quien comenzó a instruirle en las artes plásticas a manera de entretenimiento.
“A los 5 años mi mamá, mientras cocinaba, me tenía en un asiento ahí pequeñito con una mesa hecha para mí. Me enseñó a dibujar con los lápices mojando en agua,” comenta Michelle sobre sus inicios en el arte. “Nunca fue mi idea ser artista, simplemente, la vida me fue llevando.”
Poco a poco, se fue forjando como artista inspirada especialmente por el surrealismo y el realismo mágico, una corriente, tanto pictórica como literaria, que tomó fuerza en Latinoamérica durante el siglo veinte. Además de estos movimientos, Michelle también ha seguido a varios pintores internacionales como referentes para sus obras. Entre sus favoritos se encuentran Edward Hopper, Adrián Borda y Vincent Van Gogh, pero también encuentra los artistas clásicos como una fuente de conocimiento a seguir: “Estuve estudiando dibujo en Florencia y fui a conocer el David de Miguel Ángel, te juro que se me salió una lágrima porque la obra tenía vida.”
Al momento de realizar su primera exposición, Michelle confiesa que la primera vez que tuvo un evento enfocado en su arte, tuvo sentimientos encontrados. “Fue una mezcla de emoción y también de pena. Cuando ya acabas una exhibición y la entregas al mundo es como que entregas tus hijos para que sigan su camino.”
Entre sus obras más representativas están “Figurativo a espátula” realizada en Quito, “See me” que estuvo en exposición en Nueva York y “Trama y Urdimbre” que se presentó en Guayaquil. Además, busca que sus obras no solo la representen a ella, sino a todas las personas que lleva consigo: “Me gustaría que la gente pudiera ver a través de mi trabajo lo que somos las mujeres ecuatorianas.”
Definitivamente, Michelle Merizalde abarca lo que es ser un #ApasionadoTITANIUM porque este elemento es lo que desarrolla su obra: “Todo aquello que me conmueve para bien o para mal, es lo que me lleva a ponerlo en un papel. Tú no puedes hacer una obra si no le metes pasión.”
